¿El olvido? El olvido no es más que un bálsamo de curandera, una pócima perfumada que trata de alejarnos de lo que nos hiere. Cuanto mejor olvidas, más sencillo es ser feliz, porque sin el plomo aprisionador de los recuerdos hasta el ave más torpe sabe volar.
Pero yo no, yo elijo recordar. Porque alejar el olvido es también la forma de devolvernos a la mente cada paso y cada lágrima, cada latido, cada suspiro. Esa gota de lluvia fría que se desliza por la mejilla y estremece los cimientos frágiles del misterio que albergamos cada uno. Y si lo olvidas, te olvidas a ti mismo y ya no tiene sentido caminar hacia ningún lugar, porque el lastre del pasado es necesario para detener la carrera inconsciente y decidir de nuevo, lentamente, un sendero por el que caminar.
viernes, 9 de abril de 2010
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